LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CIUDAD DE VASCOS

Al pie de las Sierras Ancha y Aguda, en las estribaciones occidentales de los Montes de Toledo, y asentada en uno de los márgenes abruptos y de grandes formaciones graníticas que surca el río Huso, se encuentra el yacimiento arqueológico de Ciudad de Vascos.

Aunque la ciudad de Vascos se conoce desde el siglo XVI y la mencionan varios viajeros en las centurias posteriores, resulta prácticamente desconocida para el gran público. Ni siquiera se sabe el nombre que tuvo en época musulmana. Hay quien dice que fue la ciudad de Nafza, en la que se asentaron los miembros de la tribu bereber del mismo nombre. Los indomables bereberes de la zona de Talavera se sublevaron contra Abderramán III, primer califa omeya de Córdoba (929 - 961), que envió tropas en 932 para sofocar la rebelión. Tal vez en ese momento se fundó Vascos a orillas del río Huso, con el fin de apaciguar a los nafza y fortalecer además la frontera con los reinos cristianos.

Sin embargo, la vida de la ciudad fue corta. El califato se fragmentó en taifas en 1.035 y, 50 años después, Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo. Las tropas castellanas ocuparon Vascos. Entonces, las taifas de Sevilla y Badajoz pidieron ayuda a los almorávides del norte de África, que vencieron al rey castellano en la batalla de Sagrajas (1.086), de modo que el valle del Tajo volvió a convertirse en tierra de frontera, despoblada y yerma.

Los habitantes de Vascos la abandonaron y la ciudad fue cayendo en el olvido. Quedan restos de la alcazaba, el entramado urbano, manzanas de viviendas, zocos, mezquitas, zonas fabriles, unas tenerías, un hammam y dos cementerios. Todo aquello que tuvieron que dejar cuando el destierro llevó a los naftíes de vuelta a las tierras africanas de sus abuelos.

El primer impacto visual para el visitante son los restos defensivos de la ciudad. La muralla envuelve a la medina con una superficie interior de 8 hectáreas y una topografía muy abrupta en descenso hacia una vaguada. En la parte norte, sobre un cerro granítico dominante se levanta la alcazaba. Extramuros se conservan los restos de dos cementerios y, junto al arroyo de la Mora, los de un arrabal. Pero, aparte de estos elementos arquitectónicos las investigaciones realizadas nos permiten aproximarnos a la vida cotidiana de las gentes que habitaron la ciudad, sus zonas de trabajo y de ocio, su vida privada y pública, sus aspectos culturales y su relación con el más allá a través de sus lugares de enterramiento.

Una de las originalidades de este emplazamiento es precisamente su denominación, Vascos. A primera vista este topónimo nos llevaría a considerar que se tratase de una hipotética repoblación de gentes de origen vasco que habría llevado a fijarlo en tierras tan alejadas, pero ni mucho menos encontramos referencias textuales en ningún documento medieval por lo que la teoría se presenta poco convincente.