LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CERRO DE LAS CABEZAS

La Ciudad Ibérica del Cerro de las Cabezas es un yacimiento arqueológico de origen íbero-oretano que se localiza en el Sur de la provincia de Ciudad Real, a 8 km. de la actual Ciudad de Valdepeñas. Es un gran oppida de 140.000 m² situado junto al río Jabalón, y enclavado en un cerro de 805 m. de altura. A lo largo de dicho cerro se levantaron los 1600 metros lineales que forman la muralla defensiva. Es ésta una Ciudad en ladera, que ocupaba una estratégica posición en medio de las llanuras de la Mancha, con un control de las vías de comunicación entre la Mancha, Andalucía y el Levante.

El Cerro de las Cabezas es ocupado por primera vez por poblaciones del Bronce Final, allá por los Siglos VII y VI a.C., construían sus viviendas con formas semiovaladas, sin ningún tipo de ordenamiento urbano. Es a partir del Siglo V a.C. cuando el actual entramado urbano, localizado durante las excavaciones, comienza a configurarse. Así se construye la mayor parte del sistema defensivo, con murallas de cajas, de clara tradición mediterránea, culminándose en el siglo IV, con las murallas de tipo ciclópeo con cimientos de grandes bloques de piedra que encajan perfectamente unos con otros. Por encima de los mismos se levantarían los muros propiamente dichos, hechos de adobe, que han desaparecido.

Durante el Siglo V y sobre todo en el IV a.C. el urbanismo de la Ciudad se estructura en torno a ejes principales y secundarios, dando lugar a una ordenación urbana en torno a grandes núcleos de casas que forman manzanas y barrios singulares, estructuradas en torno a terrazas que van salvando la fuerte pendiente del cerro.

El yacimiento cuenta con una murallas de cajas, ciclópeas, con casamatas, de paramentos múltiples, bastiones circulares, rectangulares, torres circulares, puertas carreteras, poternas, sistemas de drenaje, que se irán desarrollando a los largo de los siglos IV-III a.C.

Ya en el interior de las viviendas se observa una variedad de pavimentos desde los realizados con grandes lanchas de pizarras, calizas o cuarcitas, a los más sencillos de arcillas y cenizas apisonadas. Las casas se levantan con muros de mampostería, adobes y cubiertas con vigas que sostienen la techumbre formada por material orgánico y barro o placas de pizarras.

Será a fines del siglo III, cuando la ciudad es abandonada, no volviéndose a ocupar en fechas posteriores, hasta época medieval, momento en el que se localizan esporádicas ocupaciones de las áreas superiores del Cerro.

Las excavaciones arqueológicas realizadas han revelado gran cantidad y riqueza de restos de alfarería con dibujos llevados a cabo mediante técnicas de estampillado, utensilios metálicos de uso doméstico, aceite, vino.. .

En octubre de 2010 se hallaron en la que tuvo que ser la calle principal, los restos de dos cadáveres de niños decapitados, se creyó que pudo ser un sacrificio humano para fundar la ampliación de la ciudad hacia el río. Cuatro años después, durante el análisis antropológico, se determinó que eran dos adultos de entre 30 y 50 años. Se cree que quizá pudieron haber sido ladrones o enemigos del pueblo.