LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DE SANTA MARÍA DE HUERTA

La provincia de Soria ocupa una parte importante del territorio de la Celtiberia. Los Castros, primeros poblados estables de pequeñas dimensiones se situaban en lugares estratégicos y fuertemente defendidos. La tribu de los arévacos era la más poderosa de entre los celtíberos.

El enclave arqueológico descubierto por el Marqués de Cerralbo a principios del s. XX se encuentra en un cerro sobre el valle del Jalón, en el límite con la provincia de Zaragoza. Está formado por unas murallas destruidas y un torreón compuesto por enormes piedras: algunas alcanzan los 2,5 metros de largo y 1 m. de ancho conservándose en algunos tramos hasta 3 m de altura. Está ubicado en una zona que cuenta con numerosas evidencias de asentamientos celtiberos y de la 1ª Edad de Hierro.

Esta fortificación se instaló en la cota más alta del cerro, utilizando para su construcción grandes bloques de piedra, toscamente tallados, de ahí el nombre de castro ciclópeo que le dio su excavador.

La muralla del castro está formada por piedras calizas de mediano tamaño cuyo restos se aprecian en el lado Oeste y Norte del puntal. Por otro lado, existe un recinto fortificado que es el llamado propiamente Castro Ciclópeo que tiene aproximadamente 22 m. de longitud por 9 m. de ancho y está formado por grandes bloques de piedra caliza unidas en seco y cuyo tamaño oscila entre 1-3 m. y en cuyos intersticios hay otras más pequeñas. La principal característica de la ubicación del castro es su dominio sobre la vega del río Jalón que se extiende a sus pies por el Sureste. Esta vega, lugar tradicional de paso y zona muy fértil, discurre en dirección Noreste-Suroeste paralela a la carretera nacional de idéntica dirección Se le atribuye una cronología Neolítico-Hierro I.

Se aprecia un torreón o recinto fortificado de planta rectangular y paramentos verticales (22,5 m por 8,70 m), con una pequeña entrada en la esquina del sudeste a la que se accede mediante tres escalones.

El foso está separado dos metros del lado norte del recinto fortificado y tiene 4 m de anchura, fue realizado al extraer la piedra para la construcción del torreón.

En el interior se observan muros de mampostería que deben de corresponder a viviendas de planta rectangular, así como en la vertiente oeste. En una de estas habitaciones se halló un gran fragmento de tinaja roja celtibérica pintada con círculos concéntricos de factura celtibérica. Aunque Taracena interpretó la torre como ibérica, anterior al siglo III a.C., y el recinto adosado como posterior ya de época celtibérico, de los siglos III-II a.C., parece que todo el conjunto corresponde a este momento.