LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DE PENDIA

El castro de Pendia se halla en las proximidades de la localidad homónima, en Asturias. Por lo que se refiere a su fundación, varias piezas de gran antigüedad sugieren un castro perteneciente a la Edad del Hierro (siglos IV-I a.C.) en sus orígenes, si bien es cierto que fue integrado y fortificado en el recinto que hoy conocemos en época romana (siglos I-II d.C.). Existen también indicios en menor medida, que indican una posible ocupación del mismo en tiempos tardorromanos y altomedievales.

Curiosamente, en el caso que nos ocupa, nos encontramos con un recinto de dimensiones reducidas, de ubicación y metodología constructiva un tanto extraña y enigmática. Tanto su emplazamiento, enclavado en un risco de topografía inusual, como la desproporción entre sus potentes murallas y el pequeño recinto que protege, nos dan a entender que era un lugar especial. Y no solo eso, en su interior además del número de cabañas (una docena) que albergaba (tanto circulares como rectangulares), nos encontramos con dos saunas castreñas similares a las descubiertas en Coaña. Se supone que un complejo defensivo de tal envergadura respondía a la necesidad de hacer seguro para sus habitantes un emplazamiento vulnerable.

El castro de Pendia posee básicamente dos espacios diferenciados: Uno corresponde a la acrópolis y otro al poblado en sí. Entre ambos destaca una gran muralla que separa los recintos y que remata en una torre en el punto más alto.

En el sector más al Norte, podemos observar una única construcción identificada como una gran cabaña. Es una construcción de grandes dimensiones, bien protegida por varios elementos defensivos, y se corresponde con un tipo de construcción que solía ocupar emplazamientos relevantes en el urbanismo de los recintos castreños y han sido interpretadas tradicionalmente como edificios de uso comunal. En la vertiente contraria nos encontramos con un conjunto de cabañas circulares de diferentes diámetros y con ambas saunas. Respecto a ellas cabe destacar que son de tipología constructiva totalmente contrapuesta, ya que una pertenece a época indígena y la otra a época romana. La primera de ellas se encuentra sobre la entrada del poblado al Norte, al abrigo de la muralla. Cuenta con un horno semicircular, cámara rectangular y un vestíbulo (este último no conservado). Un pequeño depósito de agua entre el horno y la cámara principal, permitía crear el vapor necesario para tomar los baños. Estructuralmente es similar a todas las situadas y datas entre los siglos IV-II a.C. en el valle del Navia, mucho antes de la conquista romana. Por el contrario la otra sauna corresponde al posterior periodo de romanización del castro, siendo estructuralmente más compleja. El edificio consta de cabecera, una cámara principal y un vestíbulo de entrada, todo ello contenido entre gruesos muros que soportaban el peso de una cubierta a dos aguas realizada sobre una falsa bóveda por aproximación de hiladas. La construcción termal supuso por aquel entonces la destrucción del pavimento original del castro, a base de pizarras clavadas en la roca de base (como se ve a la izquierda del edificio), así como la apertura de un canal a la derecha de la sauna. Con este último se evitaba la inundación de todas las estancias interiores.

Todo ello se encuentra defendido por un increíble perímetro donde destaca un gran foso situado en el camino de subida hacia el castro, justo en el punto más vulnerable del mismo que aísla el espacio de vivienda de la ladera de los montes de Villanueva y evita un paso cómodo sobre el acceso más vulnerable. La zanja fue colmatada posteriormente con los derrumbes del gran torreón que protege el foso y con los desprendimientos de gran parte de la muralla.

Las recientes investigaciones arqueológicas parecen ponerlos en relación con el interés mostrado por los romanos en la explotación de los yacimientos auríferos del occidente asturiano.