LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DOS MOUROS

Localizado en la isla pontevedresa de Ons, las excavaciones arqueológicas en el poblado de Castro dos Mouros ponen al descubierto más de seis siglos de historia, encuentran la única fábrica de púrpura del noroeste de la Península y confirman, con el hallazgo de ánforas o vajillas itálicas, los fuertes lazos entre los isleños y el resto del mundo conocido.Plinio el Viejo se refería a la isla como Aunios. Hoy la conocemos como Ons, una isla de apenas 414 hectáreas que emerge del mar a cuatro kilómetros de la costa del concello pontevedrés de Bueu. Allá por el siglo I, Ons era un centro de comercio por el que pasaban productos con origen y destino en cualquier punto del Imperio: salía salsa de pescado y tintes púrpura para los altos dignatarios y llegaba vino, aceite o vajillas con las que las élites presumían de estatus.

El antiguo castro conocido como Castelo dos Mouros, es un asentamiento que data de la Edad del Hierro y que estuvo habitado hasta el siglo V de nuestra era. Los mouros que dan nombre al asentamiento no tienen nada que ver con los moros que dominaron la Península durante setecientos años. Como los trasgos de Tolkien, los «mouros» vivían bajo la tierra en túneles y pasadizos y se dedicaban a extraer oro y metales preciosos. Durante siglos, para los gallegos, estos personajes míticos fueron los responsables de haber levantado los muros, los poblados y los enormes monumentos megalíticos cuyos orígenes desconocían. El castro es el primer asentamiento de habitantes en Ons. Los arqueólogos han comprobado cómo la ocupación romana levantó sobre las viviendas circulares originales casas cuadradas, de hasta dos pisos con pórticos mirando al mar. Es probable que en ellas viviesen los trabajadores de las tres fábricas de salazón de la isla, pero también de otra que elaboraba un producto aún más deseado: tinte púrpura. La fábrica de púrpura de Ons es la primera que se localiza en todo el noroeste peninsular. Para conseguir ese preciado tono "imperial", tan del gusto de los césares, los isleños utilizaban múrices, unos moluscos que segregan la sustancia colorante a través de sus glándulas. Pese a ser conocida como púrpura de Tiro, por su origen fenicio, la leyenda atribuye el mérito del descubrimiento a Hércules, al ver pintado el morro de su perro después de morder un caracol en la playa.

El yacimiento dispone de una muralla de cien metros de largo, dos de ancho y, ahora mismo, casi cuatro de alto, lo que dice que pudo llegar hasta los seis metros, una construcción que quizá no llamase la atención en el continente pero sí lo hace en una isla. Esas son las dimensiones del lado este, el que mira hacia la ría de Pontevedra. En el lado opuesto, podría ir mucho más allá, hasta los 15 metros de altura.