LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DE LAS LABRADAS

El Castro de las Labradas o Castro de Arrabalde ocupa parte de los términos municipales de Arrabalde y Villaferrueña. Se localiza en lo más alto de la sierra de Carpurias dominando un amplio espacio sobre la vega del río Eria.

A finales del s. I las gentes astures que habitaban en diversos poblados de los alrededores se concentran y pueblan un lugar de considerable altura desde el que se domina el territorio circundante. Su singularidad viene dada tanto por lo insólito de sus dimensiones, con un perímetro de 2.500 metros y una superficie de 23 hectáreas, como por lo excepcional de sus estructuras defensivas. Salpicado por potentes roquedos, aparece perimetrado por varias líneas de muralla, que definen dos recintos yuxtapuestos, situadas en los flancos más débiles —occidental y oriental— las cuales han llegado a nosotros como grandes amontonamientos de piedras que describen, zigzagueante, el trazado de los recintos defensivos. Gracias a los últimos trabajos, hoy es posible identificar varios tramos de dos de sus recintos amurallados, consolidados, recreándose en la muralla interior una de las puertas de acceso, protegidas con sendas torres avanzadas, de planta rectangular, construidas en mampostería en seco, macizas y con grandes bloques irregulares en sus hiladas inferiores procedentes de los afloramientos rocosos del lugar. Una de las puertas de estos recintos ha sido excavada y limpiada, reconociéndose dos bastiones cuadrangulares en sus dos flancos. Otros vestigios, todavía no excavados, se perciben en el amplio espacio, algunos de ellos denominados con gráficos nombres populares: una gran estructura de planta rectangular alargada, como la Casa del Jefe; unos amplios vacíos en el terreno, de tendencia circular, que parecen corresponder a aljibes o depósitos de agua, se denomina Pozo de Nugría. Por último, y correspondiente a los últimos soplos de vida del asentamiento, son claros los restos de una sencilla ermita, de planta rectangular, cabecera cuadrada y base de un cuerpo de campanas o sencilla espadaña adosada a su cierre oriental conocida como la Casa del Santo.

Fue ocupado durante los siglos II a.C. y I d.C., constatándose también la presencia de algunos materiales romanos. Hay gran cantidad de material arqueológico procedente de prospecciones superficiales y de las diversas campañas de excavación sistemática. Los materiales van desde Cogotas I hasta cerámica medieval, siendo los más importantes los de Cogotas I y los correspondientes a la Segunda Edad del Hierro.

El asentamiento castreño proporcionó el hallazgo de un singular tesoro de joyas prerromanas en el año 1980, interpretado como una ocultación provocada por la presión romana en la zona, aparecido además en el interior de una sencilla vasija de barro; a él le siguió un segundo, en el año 1987, menos espectacular en número de piezas, pero no en tipología o calidad de las mismas. Se trata de un conjunto de orfebrería formado por piezas de adorno masculino y femenino hechas en oro y plata de composición pura: fíbulas de puente, arracadas, torques, anillos, colgantes, pulseras, brazaletes espiraliformes... decoradas con motivos incisos geométricos, vegetales o zoomorfos que le dan un encanto especial, así como unos curiosos vasos de plata; junto a ellos se recogió un interesante conjunto numismático de monedas ibéricas y romanas altoimperiales. Lo negativo a unir a estos hallazgos es la forma clandestina e ilegal de su obtención.