LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DE OS GAFOS

En San Román de Doniños, Pereiro, Os Gafos. Tiene una forma irregular no comparable a ningún otro castro de la comarca. Posee un único recinto con un perímetro aproximado de 284 m., protegido por unas bien conservadas defensas. Básicamente consta de dos murallas que discurren paralelas, entre las cuales se intercala un foso.

La primera línea, formada por una muralla, se halla derribada en el Sur, apreciándose únicamente un terraplén. El foso se encuentra rellenado en tal zona, siendo su ancho solo 1,5 m. Tras él surge un murete, también degradado. A medida que avanzamos hacia el Norte, el estado de conservación mejora, llegando a verse una muralla vertical, con piedras asentadas, de 2 m. Debemos tener en cuenta que parte de la profundidad del foso se perdió, restando al menos 1,2 m. al total de la misma. Asimismo, se observa una capa de 90 cm. de tierra sobre la parte superior de la muralla. Es en esta zona donde el foso llega a alcanzar hasta 4,5 m. de ancho. El murete que le sigue posee 40 cm. visibles de altura y una configuración estructural idéntica a la del primer muro. Ya en el Norte, tras sobrepasar un camino, surgen esporádicamente zonas visibles de muralla de 1,5 m. de altura. El segundo muro (murete exterior), de 70 cm. de ancho por 75 cm. de alto (visibles) posee posiblemente otro tanto soterrado. Por otra parte, tal estructura se halla sustentada por tramos sobre roca madre, lo cual le da una cierta apariencia escalonada. El foso es aquí de 3,6 m. de anchura. Si proseguimos nuestra andadura veremos en el Este alguna que otra parte de la muralla principal así como una zona que fue, sin duda, usada como cantera. La base del foso llega a ser de roca viva. A lo largo de toda la zona Sur y Sureste aparecen los restos del primer muro, de 85 cm. de ancho por solo 20 cm. de alto como máximo.

Lo más significativo del interior y del castro en conjunto lo forman unas construcciones de piedras adosadas a un muro en forma de "L'' de orientación Noroeste - Sureste de 90 cm. de ancho. En la esquina de la figura y por la cara de dentro se observa un habitáculo rectangular de 2,6 m. de ancho por 4,3 m. de largo limitado en las dos caras restantes por un muro de 60 cm. de ancho (el lado corto del recinto se encuentra sobre el brazo corto de la L). Tras este encontramos los restos de otra edificación, de 2,9 m. de ancho acotada longitudinalmente por sendos muros de 60 cm., comunes a las construcciones adyacentes. Siguiendo la misma dirección surge, a 6,1 m., un tercer y último muro de 60 cm. Obviamente no se trataba de un recinto tan grande sino que se degradó y perdió un muro intermedio del cual solo quedan unos pocos restos. Es en la construcción más alejada donde justo en el medio, a 1,3 m. de ambos muros, se nos muestra un hueco cuadrado de 20 cm. de lado que atraviesa el muro principal en su totalidad. Tanto en este habitáculo como en el anterior, la cara opuesta a tal muro se halla destruida.

Cercano a este conjunto se halla, en el Noreste del castro, una planta cuadrangular de 1,7 m. por 4,1 m. limitada en su totalidad por un muro de 60 cm. de escasa altura, que contrasta con el 1,75 m. que logran por tramos las otras edificaciones. Por otra parte, al Oeste, se observan unos amplios escalones en el suelo para poder corregir así la pendiente, cuyas caras verticales se encuentran protegidas por muretes.

La entrada principal debía estar emplazada en el Sureste. Tal hipótesis se ve sustentada por los restos de un muro de 1,3 m. de anchura y 16,6 m. de longitud que convergía en la primera muralla y que, con otro brazo que partía a 28,5 m. de la unión de estos, formaba un entramado defensivo triangular que obligaba al posible atacante a describir una trayectoria curva con los riesgos que llevaba consigo. La solidez de tales estructuras justificaría el escaso ancho necesario para la construcción del primer muro en esta zona.

Este castro ha sido catalogado anteriormente como Castro de Vilabuide.