A Lanzada es un lugar excepcional, no solo por su fenomenal arenal que forma uno de los mejores de Galicia, sino también por su valor histórico. Este fue un lugar que el hombre habitó desde tiempos inmemoriales. Ya desde el siglo VII a.C. estuvo habitado por pueblos de la cultura castrexa que se establecieron aquí para formar un asentamiento fijo. Junto a la playa de Area Gorda y a Praia de Foxos, existe un pequeño ismo junto a la actual Ermita da Lanzada que fue aprovechado para este fin. Aquí hubo un castro, una factoría comercial, una necrópolis romana y ya en épocas medievales una fortaleza con una capilla que ha llegado hasta nuestros días. La situación privilegiada junto al mar respecto a las rutas comerciales de fenicios y púnicos hizo de este pueblo un gran emplazamiento comercial.

Así en los restos destaca una gran construcción que podría haber sido un gran almacén ya que el interior se encontraba perfectamente aislado y era separado del exterior por un muro muy grueso. Se pueden apreciar varias pilas para la manipulación y el procesado de diversos alimentos y son varios los restos de concheiros que han aparecido. A la derecha podremos ver la Punta do Outeiriño das Lapas en la que presumiblemente hubo una pequeño castro ligado a este asentamiento protorromano.

Durante las obras de la carretera del siglo pasado aparecieron varias tumbas romanas que formaban una pequeña necrópolis. Varios cuerpos aparecidos mostraban marcas de una muerte violenta. El lugar no fue abandonado durante la ocupación romana, sino que fue transformado en una factoría comercial que no dejó de ser habitada durante la siguiente invasión de los suevos. Más tarde también se aprovechó el lugar para la construcción de una fortaleza dirigida a vigilar las incursiones de saqueo de los pueblos del norte como los normandos o piratas.