LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO DE BAROÑA

El Castro de Baroña es un asentamiento que data de la Edad de Hierro, concretamente estuvo habitado desde el s. I a.C. hasta el s. I d. C. Se encuentra en la parroquia de Baroña, perteneciente al ayuntamiento de Porto do Son en A Coruña.

La belleza y singularidad del Castro de Baroña reside en el lugar elegido por sus habitantes para levantar su asentamiento. Está situado en una pequeña península rocosa, separada de la tierra por un istmo de arena.

En el istmo que une el poblado al castro se excavó un foso de cuatro metros de ancho y tres de fondo que constituye la primera línea de defensa. A continuación hay una muralla consistente en dos muros de mampostería casi paralelos con un relleno de arena y piedras. Se piensa que originariamente continuaba hasta conectar con la muralla del poblado, creando un espacio probablemente no ocupado con viviendas.

La muralla principal, bien conservada, cuenta con dos lienzos. Uno de ellos, a la derecha, consiste en tres muros de mampostería que suben gradualmente y el de la izquierda es semejante al del istmo. A la derecha de la abertura de entrada hubo un cubo defensivo y los muros se estrechan, por lo que se supone que se cerraba con una puerta que no dejaría pasar los carros. Posiblemente, la muralla rodeaba el castro casi completamente.

La entrada al interior consiste en una rampa. La zona habitada se estructura en cuatro áreas. En la primera, a la izquierda hay una construcción en la que había un banco corrido o, según otra interpretación, un simple pilar. En ella se encontraban un fogón, un agujero para un poste y varias cazuelas de barro. Pudo ser una forja. Frente a la puerta de la muralla hay otras construcciones de planta oval con vestíbulo y otra que también pudo haber sido otra forja.

El sector siguiente está separado por un muro, que tal vez servía para contener la tierra, y se pasa a él subiendo unas escaleras, las mejor conservadas de entre los castros gallegos. Se distinguen un "barrio" de casas que delimita una "plaza" protegida del viento. Un sendero lleva al sector más alto del poblado, en el que también hay construcciones.

El poblado debió de ser autosuficiente. Dentro del castro no hay agua, ni en manantiales ni en aljibes, por lo que debió ser preciso ir a buscarla al exterior. Se piensa que la alimentación tenía como principal fuente el mar: mariscos y pescados; también se consumían bóvidos, cabras y ovejas y bellotas. Hay restos de metalurgia, trabajo de la piedra y de tejido.