LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTRO CHAO SAMARTÍN

El castro del Chao Samartín se encuentra situado en las proximidades del pueblo de Castro, a 6km. de Grandas de Salime. Su estratégica ubicación, en un promontorio elevado a 675m. de altitud, le protege hacia el Oeste por una pared vertical sobre el valle del río Cabalos. La fundación del castro se remonta a la Edad del Bronce (siglo IX-VIII a.C.) con un primer recinto fortificado. A partir del siglo IV a.C. adquiere las características propias de los castros, con viviendas de planta circular. Bajo la tutela de Roma, se convierte en una próspera población, tan sólo frenada por un movimiento sísmico en el siglo II d.C. que la llevó al abandono. En el mismo lugar, en tiempos de la monarquía asturiana (siglos IX-X) se desarrolló una necrópolis sobre el antiguo castro que prolongó el uso funerario del Chao Samartín hasta el fin de la Edad Media.

En la Edad del Hierro la zona habitada del castro comienza a crecer de forma considerable y se duplican las defensas. En el siglo IV a.C. las defensas se componían de un muro y varios fosos en cuyo interior estaban las cabañas de planta circular y rectangular con esquinas redondeadas, contaban con una sala y techumbre vegetal. También se construyó en esta época la primer sauna y se atestiguaron talleres metalúrgicos relacionados con la transformación del oro, la plata y el bronce. La única entrada al poblado era por el sur gracias a un portón que salvaba el foso.

Con la llegada del imperio romano, comienza un tiempo de paz y prosperidad llegando a renunciar a las defensas y aprovechando el tener muy cerca varias minas de oro. Esta prosperidad se ve frenada por un abandono repentino del poblado debido a un terremoto, hacia el siglo II.

En el yacimiento del castro encontramos, primeramente, los fosos exteriores, situados en el flanco este del oppidum. Consisten en una doble hilera de fosos, excavados en la roca, y que se extienden a lo largo de 100 m. en dirección norte-sur, obligando a acceder al poblado por el sur, donde se encontraba la puerta de acceso, flanqueada por férreas murallas. El lienzo amurallado está formado por las denominadas "murallas de módulos", tramos de murallas yuxtapuestos característicos de los oppidum astures durante la Edad del Hierro (ss. IV - I a.C.)

En el interior del castro podemos distinguir tres entornos diferenciados, el poblado, propiamente dicho, la acrópolis y la domus romana, y necrópolis medieval. En el primero, encontramos varios ejemplos de cabañas castreñas prerromanas, con un uso predominante de las pizarras y plantas circulares o rectangulares sin medianerías. Con la influencia romana, aparecieron las plantas ortogonales y la compartimentación de los interiores de las cabañas mediante tabiques. Frente a la puerta principal de acceso al poblado, se halla un gran edificio abierto, de 100 m² de extensión, pavimentado con losas de pizarra. Debía de ser el centro de reunión social y política del castro, equivalente al foro romano.

En la parte occidental del castro se halla la Acrópolis, espacio de uso ceremonial y ritual que, a finales de la Edad del Bronce, contaba con una empalizada de unos 4 m. de altura. En su interior se ha descubierto un gran edificio, construido con postes de madera y paredes de mampostería. Frente a su puerta de acceso se encontró una pequeña caja de piedra con parte de un cráneo humano en su interior. En frente de esta construcción se encuentra ubicada una gran roca, posiblemente vinculada con cultos y ritos indígenas. La preocupación por sanear las calles y plazas provocó la construcción de canalizaciones y alcantarilla.

En la ladera norte del yacimiento, se ha descubierto una domus romana, del siglo I d.C. Sin duda alguna, estuvo habitada por alguna personalidad relevante, quizás vinculada al control de las explotaciones auríferas, puesto que se trata de una casa cuyas estancias estaban distribuidas en torno a un patio central, ejemplo características de las viviendas romanas de tipo itálico. Sus paredes se hallaban decoradas con pinturas murales, de motivos geométricos y vegetales.