LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CASTILLEJOS DE ALCORRÍN

El yacimiento arqueológico de Los Castillejos de Alcorrín se encuentra en el municipio malagueño de Manilva. Se localiza sobre un cerro cuya coronación es amesetada y se encuentra separado por dos vaguadas. Se trata de un asentamiento fortificado que cuenta con una potente muralla que rodea todo el recinto, con bastiones circulares en uno de sus frentes. Las intervenciones han permitido datarlo a principios del primer Milenio a.C., Bronce Final. Con 13 hectáreas de superficie y una muralla de más de 2000 m de recorrido, es el asentamiento fortificado más grande que se conozca en los confines orientales del área cultural tartésica.

El elemento más conocido es la muralla, siendo su sector norte el más documentado, donde se ha constatado que ésta se apoya directamente sobre el suelo natural, excepto en las zonas en las que para salvar el desnivel se construye una zarpa o zócalo de grandes mampuestos. En cambio, el sector oeste es el más monumental, porque al tratarse de la parte de más fácil acceso se realiza un refuerzo de la muralla, para garantizar la seguridad. Por otro lado, el sector este es uno de los más interesantes porque enlaza con otro lienzo de la muralla mediante un bastión con una planta muy singular.

En el recinto destaca, por la época a la que se adscribe, un lienzo de muralla que conectaría con una posible torre avanzada que cumple una doble función, por un lado facilitar el acceso a un acuífero ubicado a los pies de dicha torre, que garantizaba el suministro de agua, y por otro lado la defensa desde una de las vaguadas.

Los estudios realizados indican que la técnica predominante en la construcción del perímetro es mediante mampostería, generalmente de mayor tamaño en el interior y que se rellena a base de ripios de pequeño tamaño. También dichas intervenciones han detectado un nivel de cronología romana de escasa potencia que quedó colmatado por un derrumbe sobre el que se localiza una unidad de gran potencia que data de finales del siglo VI.

Aparte de los elementos estructurales, se han recuperado una serie de bienes muebles, en concreto cerámica a mano, bruñida, donde predominan los cuencos carenados con perfiles suaves en S, así como ollas con motivos incisos, aunque también se han registrado algunos casos de cerámica a torno que se corresponderían con ánforas fenicias. Por otro lado, en otra de las campañas se documentó un conjunto cerámico con predominio de cerámicas lisas, mientras que la cerámica decorada se representa mediante bandas de líneas paralelas entrecruzadas y otras de impresiones circulares.

Por otro lado, es relevante la presencia de malacofauna que revela la importancia del marisqueo como base de la subsistencia de los habitantes de este asentamiento, así como la documentación de escorias reflejan la actividad en este poblado de los procesos de transformación metalúrgica.

El esquema constructivo de los edificios sigue un plan basado en una unidad de medida común. Se conserva la base de los muros y los suelos, y restos de la elevación en adobe pueden observarse también en algunos puntos. Frente a la entrada de estos dos edificios y a lo largo de los muros exteriores, se extiende un suelo de conchas de 1,5 m de largo. Esta notable característica constructiva tiene precedentes en el Próximo Oriente y solo está atestiguada en la Península Ibérica, con la misma extensión, en el santuario de El Carambolo (Sevilla). Los dos edificios, cuya función no se ha esclarecido aún, son las construcciones de planta cuadrangular más antiguas que se conozcan en una región donde, en la misma época, las casas estaban habitualmente construidas con materiales perecederos y con plantas redondeadas u ovales. Hay que tener en cuenta una particularidad que se encuentra también en Acinipo (Ronda, Málaga), en el valle del alto Guadiaro: la puerta de los edificios está precedida en el exterior por una entrada trapezoidal, que en el caso de Alcorrín está hecha con conchas.

Por razones aún desconocidas, la fortificación fue abandonada poco después del 800 a.C., aparentemente de una forma planificada. No hay ninguna huella de destrucción. El abandono del yacimiento tiene lugar en el momento de la gran expansión de los asentamientos fenicios a lo largo de la costa y cuando surgen asentamientos indígenas fortificados en el interior.