El campamento romano de Cildá (Corvera de Toranzo / Arenas de Iguña) corresponde al tipo IV que el tratadista latino Pseudo-Hyginio (segunda mitad del siglo II d.C.) considera como campamento de montaña o castra in monte, siendo Cildá el primer campamento de este género localizado en el mundo romano. Es conocido desde los años 80 del siglo pasado.
Tiene una extensión aproximada de entre 23 y 25 hectáreas, siendo casi imposible precisar un área concreta por la erosión del sistema defensivo en la ladera norte. Su eje mayor ronda los 765 metros en dirección norte-sur, por 385 del eje este-oeste. Aun así no solo destaca por su extensión, sino también la complejidad estructural en su interior. En su posición central destaca un recinto de forma rectangular con un tamaño de 261 metros de largo por 217 de ancho, cercando un total de 5 hectáreas aproximadamente. En su interior se puede observar la estructura de una muralla en forma de elipse de unos 90 metros de eje, conteniendo esta la planta de un edificio estrecho y alargado de tipo barracón. Este edificio se ha interpretado como el sector principal del campamento, aunque también podría ser parte de una construcción destinada a albergar una última guarnición del campamento. Tiene una longitud de más de 20 metros por unos 8 metros de ancho, perdiéndose bajo estructuras modernas que lo han destruido en parte.
Desde este sector, hacia el sur y al este, se pueden encontrar los restos de un agger y de un foso. Aquí se ha conservado una esquina redondeada tan típica de los recintos campamentales de campaña. En el sector oeste también existen los restos de un agger a base de tierra, acompañándose en todo su trazado por una fossa dúplex de grandes dimensiones. Llama la atención que el vallum de este sector no tiene evidencias de haber sostenido postes. En este mismo sector oeste, a unos 165 metros de distancia del último agger citado, se conserva también una línea defensiva exterior de la cual no se conserva gran parte. El vallum de esta sección estaba levantado con tierra apisonada con una cubierta a base de lajas de piedra, observándose además agujeros de poste con tamaño y forma de los denominados cervoli. Destacan también otro tipo de agujeros de poste cuya disposición sugieren que pudieron sostener la típica torre de vigilancia de madera.
En la ladera este de Cildá se encuentran los sectores peor conservados, pero no por ello menos importantes. De hecho se cree que en este sector se encontraba la puerta principal del campamento o porta decumana, delimitada por sendos terraplenes de tierra que van a dar con estrechos pasillos. Ya hacia la zona sur la pendiente va descendiendo hasta llegar a una zona mucho más llana que el resto. Aquí se pueden encontrar dos atrincheramientos y una curiosa zona allanada intencionadamente y que se ha interpretado como un posible ejemplo de las las tormentis tribunalia para catapultas descritas por el Pseudo-Hyginio.
No debemos olvidar las dos vías que cruzan de norte a sur y de este a oeste el recinto campamental. La primera de ellas ha sido interpretada como via praetoria y mide alrededor de 3,3 metros de ancho. La de menor envergadura, considerada como via principales tiene losas niveladas de gran tamaño que al parecer servían para facilitar el paso de un lado a otro. |