LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

BERGDUNUM

Bergdunum es el nombre original por el que los fundadores ástures conocían a esta ciudad-fortaleza, la raíz berg- significa "alto" y -dunum hace referencia a una fortificación o ciudad fuerte. Así pues Bergdunum significaría literalmente "ciudad fortificada en lo alto". Desde un punto de vista geográfico se entiende perfectamente pues desde lo alto de sus murallas es posible dominar todos los alrededores, por ello es un lugar fácil de defender y su cercanía a terrenos de labor, montes y agua, le hacen un lugar idóneo para el asentamiento humano en esta época tan temprana.

Bergdunum se denominará Bergidum tras ser conquistada hacia el 25 - 23 a.C. por los romanos, dato que se apunta por la aparición de una moneda, un as de Augusto. El propio Emperador Augusto tuvo que venir de Roma a Asturica (Astorga) para coordinar la conquista de esta parte norte de Hispania, ya que no eran capaces de vencer a los Astures. Las crónicas cuentan como la ciudad fue sometida por hambre y sus habitantes tuvieron que huir. En el Itinerario Antoniano (del Emperador Caracalla, hacia el 300 d.C.) se cita a Bergidum como la ciudad que une, mediante las calzadas romanas de la Vía Nova y la Vía Augusta, las ciudades de Brácara (Braga), Asturica Augusta (Astorga) y Lucus Augusti (Lugo).

Adscrito Bergidum al convento jurídico de Asturica, fue reconocido como república o mucipium independiente, por lo que tuvo el privilegio de acuñar moneda y poseer entre sus mandatarios a cónsules de la ciudad de Bergidum, como son el caso de los Cónsules Cómodo II y Martio Vero II (179 d.C.), Iuliano II y Crispino (227 d.C.) entre otros. Se ha barajado la posibilidad de que la población residente en el castro bajara al llano. Durante la época Flavia se le concede el "Ius Latti", pasando a denominarse Bergidum Flavium, así adquiere el derecho de ciudadanía latina.

Bergidum Flavium (posiblemente se corresponde con La Edrada) se relaciona con una gran intersección viaria. En ella vivía una población con grandes privilegios romanos, contaban con todo tipo de comodidades, entre las que se destaca un edificio termal, por las dimensiones y la naturaleza de los edificios de Bergidum Flavium, posiblemente fuera donde se recogiesen los tributos y el oro de las minas cercanas: Médulas, La Leitosa, Ancares, etc. y se dispusiera su recaudación para posteriormente rendir cuentas a Roma. Bergidum – Bergidum Flavium, el actual Cacabelos, fue por tanto centro administrativo y político de la comarca, siendo la capital y origen del nombre de El Bierzo.

La ocupación prerromana de Castro Ventosa ha sido comprobada a través de los hallazgos arqueológicos, habiéndose encontrado estructuras circulares de piedra y multitud de restos.

Las primeras noticias que tenemos del Castro Ventosa durante la Edad Media, las aporta el llamado Parroquial suevo. Fechado en los años 572 y 585, durante el gobierno del rey Mirón, en él se cita a Bergido como parroquia. Con las primeras invasiones en el 406, suevos, vándalos y alanos invaden la Península, quedando ocupada la zona del Bierzo por vándalos y suevos, estos últimos menos numerosos en población que los primeros. Así permanecerá en manos vándalas hasta su integración en el reino suevo, que posteriormente será conquistado por los visigodos de Leovigildo en el 585. Sabemos que durante los siglos V y VI, Bérgido, es una ciudad con comunidad cristiana e iglesia. Desconocemos su advocación pero más tarde se nombran las de Santa María, San Ascisclo y San Julián. La ciudad tiene continuidad en época visigótica, la nombra el parroquial o el texto de la Hitación de Wamba (672-680), pero conocemos de su existencia por la obra de San Valerio. El cual sitúa a Bergidum o Bérgido como capital del territorio conocido actualmente como El Bierzo. La importancia de la ciudad viene marcada por las monedas de Sisebuto (un triente suevo), en las que se menciona a Bergio como ceca en la que se acuña moneda. El refuerzo de la creencia de la presencia visigoda en Castro Ventosa es el hallazgo del peine de hueso que se fecha en el 2º tercio del siglo IV y 1ª mitad del V, elemento característico de la cultura de Cherniajov.

La ciudad de Bergidum, capital del territorium bergidense visigodo, mantiene su existencia al menos hasta la invasión musulmana. Con la llegada de los árabes a la península ibérica en el 711. Siguiendo la vía romana de Caesaraugusta a Asturica llegan en el año 714 hasta León, Astorga y Bergidum. Es en el año 737, cuando el Bierzo se consolida como una atalaya protectora del reino astur. Castro Ventosa sería entonces un castellum, sobre el cual el Reino de Asturias organiza su administración y defensa. Una de las derrotas más conocidas es la sufrida a los pies de Castro Ventosa, por Bermudo I que se enfrenta a Yusuf ibn Bujt en el año 791. Con el rey Alfonso III las razias musulmanas se harán más frecuentes.

En el año 857 se cede a los monjes del monasterio de Samos las tierras de El Bierzo, documentándose en el siglo IX unos 17 núcleos de población. Durante esta época, Bergido como nombre de ciudad, desaparece de la documentación y solamente se habla de El Bierzo. La siguiente noticia es en el siglo X, el Castro Ventosa entra en decadencia, hasta su casi total despoblación. En el año 994, el castro no se encuentra deshabitado, puesto que una donación hecha por TodindoTodil al Monasterio de Santa María de Carracedo, así lo indica. En 1172 Domingo Pérez da al Monasterio de Carracedo un solar en Castro Ventosa al lado de la iglesia de San Julián. El contrapunto lo encontramos con un documento del año 1210 que nos dice que Castro Ventosa era un desierto desde antiguo. La decadencia del Castro Ventosa la aprovechan Villafranca y Cacabelos que con el paso del tiempo se van consolidando como poblaciones más importantes. La razón de la decadencia del castro en el siglo IX se explica por el castigo de Alfonso III o las razias musulmanas, y también por el emplazamiento en lo alto sin mucha agua. Pero la repoblación que se hace de las villas del Camino Jacobeo, con población franca a fin de aumentar las expectativas económicas es el elemento que induce a repoblar el castro por los reyes Fernando II y Alfonso IX. Pero al ver el daño que esta repoblación forzosa causa en al pueblo el rey desiste y prohíbe que se hagan nuevas repoblaciones, y cede las piedras de la muralla para construir el Monasterio de Carracedo. Alfonso IX incumple esta orden e intenta repoblarlo de nuevo, así lo documentan varias donaciones de 1204 y 1209, pero por la intromisión de los monasterios y villas cercanas, el rey renuncia a la repoblación.