Los Baños de Alhama constituyen un perfecto ejemplo de conservación arqueológica de restos constructivos de épocas diferentes en un mismo entorno arquitectónico; se han conservado espacios romanos pertenecientes a un antiguo complejo termal que fueron reutilizados posteriormente durante la Edad Media por los musulmanes, perpetuándose este aprovechamiento tras la conquista cristiana hasta la construcción del nuevo balneario en el siglo XIX.

Los Baños de Alhama se localizan en el centro histórico de la ciudad de Alhama de Murcia, a los pies del denominado Cerro del Castillo de donde han manado las aguas termales desde inmemoriales procedentes de la Sierra de la Muela. El yacimiento ha sido musealizado y abierto al público habiéndose convertido en un sitio paradigmático en cuanto a conservación y exposición al público de un yacimiento arqueológico.

Los romanos crearon dos espacios, uno con función medicinal y otro con función de ocio y lugar de reunión, separados para hombres y mujeres. Los baños medicinales son dos salas abovedadas con una piscina común y lucernarios cenitales para iluminar la estancia y aireación, las termas disponen de los espacios habituales: agua fría, templada y caliente: frigidarium, tepidarium y caldarium.

Tras la conquista musulmana, la cultura árabe, muy ligada a los baños, reutiliza las instalaciones. El propio nombre de la ciudad de Alhama viene de hamma o baño termal.

Con la reconquista cristiana, los baños se creen lugares propensos a la promiscuidad, ligados además a tradiciones musulmanas a erradicar, y con una cultura sin uso ritual de los mismos, empiezan a declinar.