LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

AMPURIAS

Ampurias fue una ciudad griega y romana situada en el noreste de la península b>Ibérica, en la comarca gerundense del Alto Ampurdán. Fue fundada en 575 a.C. por colonos de Focea como enclave comercial en el Mediterráneo occidental. La salida al mar de Ampurias estaba abierta para todos. El motivo era que los hispanos, ignorantes de la navegación, se alegraban del comercio y deseaban comprar mercancías extranjeras que las naves transportaban, y vender los productos de sus cosechas. El interés del comercio hacía que la ciudad hispana fuese accesible a los griegos. Posteriormente fue ocupada por los romanos, pero la ciudad fue abandonada en la Alta Edad Media, excepto el núcleo de San Martín de Ampurias, que continúa poblado en la actualidad.

Los yacimientos arqueológicos de Ampurias se encuentran sobre el golfo de Rosas, en el municipio de La Escala (Gerona) y son unos de los restos griegos más importantes de España. La zona está conformada por una llanura hundida por donde pasan los ríos Ter y Fluviá. No se trata de un único núcleo sino de tres diferenciados: Palaiápolis, Neápolis y Ciudad romana.

En un principio encontramos en esta zona una serie de pueblos asimilables a los de la cultura de los campos de urnas, los indiketes. Era una cultura del Bronce Final y la I Edad del Hierro que basaron su economía en una agricultura y ganadería de subsistencia. Un ejemplo de este tipo de pueblo lo encontramos en el yacimiento de Ullastret. Este poblado indiketa comerciará más tarde con los griegos.

En el 575 a.C. llega a la península la última oleada colonizadora griega, la de los foceos, encaminada al comercio de larga distancia. Los focenses no creaban colonias de poblamiento sino que su objetivo era, primordialmente, comercial. La misma metrópolis, Focea, está erigida con esa finalidad.

Se establece la Palaiápolis, "ciudad antigua", como un mero puerto comercial isleño donde hacer escala frente a la desembocadura del río Fluviá. Con la llegada de los griegos, los indígenas se vuelven productores de bienes de consumo que intercambiarán con los helenos por mercancías más preciadas como el vino. En un principio depende de Masalia, como podemos observar en el gran número de ánforas masaliotas encontradas de esa época.

En el 550 a.C., según Estrabón, se establece una segunda fundación, ésta en tierra firme, en detrimento de la Palaiápolis, que experimenta un gran desarrollo urbanístico.

Continúa el periodo de esplendor hasta la llegada de los Bárcidas. La competencia crea una recesión en la economía emporitana. Los emporitanos envían una embajada a Roma pidiendo ayuda. Roma cierra el Tratado del Ebro con Asdrúbal el Bello en el 226 a.C., según el cual los púnicos no podían pasar el río. Con la segunda guerra púnica Ampurias se significa como fiel aliada de Roma. En el 218 a.C. los romanos envían un ejército, que desembarca en Ampurias, con la misión de cortar los suministros de Aníbal, que está asolando Italia. La primera presencia romana en Ampurias supuso la construcción de un campamento romano estable del ejército, donde hoy en día se halla la ciudad romana, aunque la existencia de éste campamento no supuso la sumisión de la ciudad griega a la República, sino que ambas eran iguales. Esto ocurrirá con la venida a Hispania del cónsul Marco Porcio Catón. Tras desembarcar en Rosas, su ejército se dirigió a Ampurias.

En torno al 100 a.C, se construyó una ciudad romana de nueva planta, que convivió en pie de igualdad con la vieja colonia focense. Con el tiempo, la presencia de Roma influyó tanto al pequeño núcleo griego que los propios griegos se fueron romanizando, hasta que durante el principado de Augusto les fue concedida la ciudadanía romana, haciendo que el núcleo griego y el romano acabaran físicamente unidos.

A partir del siglo I d.C., tras la conquista total de Iberia por Roma, Ampurias entró en decadencia, ensombrecida por el poder de Tarraco y Barcino. Tarraco, convertida en capital, hizo que las antiguas ciudades romanas de origen republicano entraran en un proceso de decadencia. A finales del siglo I d.C. comienza el abandono de Ampurias.

La isla donde se situaba la Palaiápolis se encuentra en la actualidad unida a tierra firme. Sobre esta isla se encuentra el pueblo medieval de San Martín de Ampurias, mientras que la parte que anteriormente fue el puerto y que fue sepultada de sedimentos se encuentra cubierta de huertas. Esta zona apenas ha sido excavada debido a que desde la antigüedad ha permanecido habitada. Parece ser que tras la fundación de la Neápolis, la Palaiápolis se utilizó como acrópolis (fortaleza y templo).

La Neápolis consistía en un recinto amurallado formando un rectángulo muy irregular de 200 m por 130 m, situándose el puerto al norte. El sur de la Neapolis está delimitado por una muralla con aparejo ciclópeo construida en la segunda mitad del siglo II a.C., siendo gran parte de los bloques de caliza que la conforman, provenientes de una muralla griega anterior, del siglo IV a.C., cuyos restos han sido hallados a unos veinticinco metros hacia el interior de la ciudad. La muralla se desplazó en el siglo II a.C., seguramente debido a la necesidad de ganar espacio para construir un conjunto de nuevos templos. La nueva muralla está flanqueada por dos torres cuadrangulares y el ángulo sudoccidental estaba protegido por un importante baluarte. Si bien se ha comentado la existencia de una muralla del siglo IV a. C. y otra del siglo II a. C.

En el espacio ganado con la ampliación de la muralla hacia el sur de la ciudad en el siglo II a.C. se construyeron diversas construcciones de carácter religioso que, en parte pueden ser identificadas con un Asklepieion, con la ampliación de la muralla, el primitivo recinto de Asclepio, del siglo IV a.C., fue totalmente modificado, quedando a partir de ahora intramuros. El Asklepieion era un centro terapéutico y religioso consagrado al dios de la Medicina, Asclepio.

A mediados del siglo II a.C., se decidió construir una plaza porticada en el espacio ganado al desplazar la muralla. Más adelante probablemente en la primera mitad del siglo I a.C., ésta sufrió una importante transformación, al ser construido en su zona occidental un templo tetrástilo, dórico y con escaleras laterales, consagrado seguramente a la divinidad de Serapis.

Las excavaciones han sacado a la luz un centro urbano helenístico compuesto por un ágora, una stoa, y un mercado, edificios situados en la zona central de la Neápolis, siendo construidos estos edificios a mediados del siglo II a.C. En la Neápolis nos encontramos dos tipos de casas, por un lado las casas llamadas de peristilo, de clara tradición griega, mientras que por otro lado nos encontramos con las casas llamadas de atrio, las cuales se desarrollan tras la llegada romana a Ampurias.

Fuera del recinto de la ciudad se construyó a finales del siglo I d.C. un anfiteatro y una palestra. El anfiteatro se trata de un edificio construido con materiales de baja calidad, teniendo unas gradas que con casi toda probabilidad eran de madera. En cuanto a las dimensiones del edificio sus ejes miden 93 x 44 metros, estando rodeado por un pórtico. A día de hoy constituye el único edificio público destinado a espectáculos, ya que en la actualidad todavía no ha sido posible documentar la existencia de un teatro.