El abrigo de la Ceja de Piezarrodilla es un lugar arqueológico situado en Tormón, en la provincia de Teruel. Descubierto en 1924 por Henry Breuil quien lo estudió en 1927 junto a Hugo Obermaier. A mediados de los años ochenta (1986), Julián Sáez, guarda-guía de los abrigos rupestres de Albarracín, descubrió en el abrigo una nueva figura que había pasado desapercibida.
En el yacimiento se han hallado dos figuras: La primera, conocida desde 1924 y situada en la parte derecha del abrigo, es muy compleja y representa a un gran bóvido de gran naturalismo (66,5 cm de largo x35 cm de alto), situado en la parte izquierda del abrigo (a 250 cm del suelo del abrigo y a 108 cm del suelo de la repisa sobre la que se pintó), repintado hasta en tres ocasiones y en varias tonalidades. El segundo motivo pictórico del panel (que había pasado desapercibida hasta mediados los ochenta) se halla a la entrada del abrigo 447 cm del gran bóvido arriba descrito (a 130 cm de altura respecto de la repisa y a 241 cm del piso del abrigo). Es de reducido tamaño y se ha realizado en pintura roja. Aunque inicialmente la figura se interpreta como un posible facóquero (jabalí), los últimos estudios tienden a considerar que se trata de un cérvido o équido que por deterioro del soporte ha perdido la cabeza o no se pintó.
En el abrigo se ha empleado la tinta plana, repintado en varias fases decorativas: inicialmente blanco-amarillento (visible actualmente en la cuerna, en el hocico y en la parte del pecho); en un segundo momento, en color blanco-anaranjado (además de delimitarse la figura con un fino grabado) y finalmente con empastes negruzcos, ocultando prácticamente los colores anteriores.
Las pinturas son atribuibles al Neolítico (7000-4500 años antes del presente) |